sábado, 4 de enero de 2014

¡Tengo ganas de tí!

    • Cuando alguien desaparece de tu vida, puede que no vayas a volver a ver a esa persona nunca más, o si podrás decirle todas las cosas que te quedan, que te gustaría decirle. Coges papel y lápiz y escribes una carta. Que puede ser eterna o puede ser una palabra. Se la escribes a esa persona que se fue, pero no, no la mandas, la doblas y la acercas a una llama y la quemas. Se la lleva el viento y así el dolor no se te queda tan dentro.
  • "Querida Gin... Tonic. Es el momento de escribirte lo que nunca fui capaz de decirte. Aunque sea tarde, escribir lo que ha sucedido en una carta que no te voy a mandar. Que no vas a recibir nunca, que como tú me enseñaste, en cuanto acabe de escribirla la quemaré, mis sentimientos se pondrán a arder, y así el dolor... cómo era, cómo decías tú... ah ya, así el dolor no se te queda tan dentro. Esta vez solo quiero ser claro. Sería un imbécil si no gritara que me he equivocado, contigo. Que la he cagado pero bien. En el principio, que he intentado avanzar, sin apartar antes las cosas que me impedían, agarrado al pasado, mirando para atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar. Qué locura Gin, empeñado en quedarme ahí. En medio de un lado y del otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar.
    ¿Dónde está el secreto del futuro Gin? Puede que esté en fijarse bien, y en avanzar. Mirar más cerca. Más. Tan cerca que lo borroso se vuelve nítido, se vuelve claro... ¡Claro! ¡Hay cosas que pasaron antes!, mucho antes. No quiero esperar milagros... solo que las cosas pasen, O no. Sí, no, sí, no, sí, no. Y ahora lo tendría claro, pero ahora ya no depende de mí, sino de ti. Te quiero."

Lluvia, lluvia, ¡Lluvia!

Tardes de lluvia que son para no quitarse el pijama en todo el día, escribir, para escuchar música en la cama, para dibujar al lado de la estufa y para ver películas en el ordenador. Adoro la lluvia, pero he de decir que los días así me deprimen. Veréis, me encantaría salir y mojarme, pero mojarme mucho, de esto de llegar a casa y que tu madre te diga, "niña, sécate esos pelos que te vas a costipar." o cosas así. Os juro que me encantaría hacerlo, sola o con alguien, me da igual, pero hacerlo. Y bailar, bailar bajo la lluvia, ¿No había una peli o algo que se llamaba así? Bueno, otra cosa más que hacer antes de morir. Los días así en parte son un poco para quedarse mirando a través de la ventana en la que las gotitas de agua parecen competir a ver quien es más rápida y llega antes al filo del cristal, ¿A que sí? Tardes para morirse de frío, esas son las mías, mis favoritas.
Pues eso, que las tardes así me encantan, la lluvia me encanta, el Invierno me encanta. 


Forget, and forgive.

"Dime si puedes olvidar lo que pasó ayer, ¿brillará el sol si para de llover? o si puedes recordar sin volverme a ver, cada caricia en cada amanecer. Cuantas lágrimas perdidas, cuantas noches increíblemente divertidas, tanto amor y ahora tanto limón en la herida, jóvenes amando como jóvenes suicidas. Parecemos irracionales, malas energías llevan a malos modales, cuantos besos y cuantos gritos en los portales, cuantas veces nos comportamos como animales. Cuantas veces dije que te amo, cuantas veces tu sonrisa es el mejor reclamo, cuantas veces pierdo, dime, ¿Cuántas veces gano? Somos como mariposas que fueron gusanos. Y ahora dime qué va, dime que quieres ver, dime que es lo que yo nunca he podido comprender. Sé bien lo que hice mal, todo lo que hice bien, sabes que tú mi corazón tuviste de rehén. Y ahora que por fin me levanto quiero miles de sonrisas y cero de llantos, mantenerme positivo voy curao' de espanto y esquivar errores que habré cometido tantos. Seguir perdonando y olvidando, y mejorando, controlar la situación es compartir el mando, buscar soluciones y no seguir lamentando, y acabar con tantos odios simplemente amando. Y si ya no ves, todo tiene solución, no escuches a tu cabeza, escucha al corazón, busca las razones y encuentra la solución."

miércoles, 1 de enero de 2014

Lo que yo decía, jóvenes amando como jóvenes suicidas.

Tenían pocas cosas en común. Sus edades eran diferentes, sus maneras de pensar eran distintas la mayoría de las veces, y ya no hablemos de sus estaturas. 
Él era dueño de sí mismo, no se dejaba influenciar, era muy cabezota y tenía muy mala leche cuando quería. Era algo celoso y a veces le podía su orgullo. A él todo le daba igual. 
Ella era tan solo una niña con mucho carácter a la que le encantaba dejarse llevar. Era dura, muy dura y bastante clara, cosa que a él le repateaba. Ella se ilusionaba fácilmente, y él era de prometer cosas que duraban menos de un segundo. Ella tenía mucha seguridad en sí misma y no se dejaba influenciar por sus amistades, lo tenía todo controlado. 
Tenían estilos parecidos, a ella sus sudaderas le quedaban por las rodillas y eso a él le encantaba. Les gustaba escuchar música por la calle y jugaban a inventarse las letras de sus canciones. Él vivía a kilómetros de ella, pero hacía lo posible para ir a verle y siempre que podía, cogía el primer tren con destino en su ciudad. 
Los padres de esta chica eran algo protectores, no les gustaban nada sus amigos y le intentaban proteger de todo lo malo que estos pudieron influirle. Los padres de él le daban muchísima libertad y eso a ella le sacaba de las casillas, ¿Cuántas noches se habría quedado en su casa pensando que estaría haciendo a esas horas en la calle, tan tarde?, ¿Con quién estaría? Aún así, ella confiaba plenamente en él.
Tenían dos vidas completamente distintas y quizás, separados, podrían parecer dos personas completamente normales, pero cuando se juntaban eran como una bomba a punto de explotar (¡Y cuidado con que explote!)
Como ya conté antes, a ella le encantaba dejarse llevar, y a él, las emociones fuertes. Se pasaban las tardes dando vueltas por la zona, montados en la bici del chico, gritando y sin parar de reír. De vez en cuando, él le pedía un beso y ella se ponía histérica y le chillaba para que mirase hacia delante, pero vaya, que él seguía insistiendo. Finalmente, ella cedía y le daba el beso para que por fin se callase y siguiera conduciendo.
A él le gustaba la velocidad y ella simplemente creía en la magia. Digamos que eran como dos piezas de puzzles diferentes que encajaban a la perfección, algo como dos polos opuestos que siempre se atraen.
A él le encantaba agarrarle por la espalda y a ella apoyar su cabeza en su pecho. Mientras, él le daba un beso en la mejilla y ella solo sonreía. 
Ella adoraba quedarse abrazada a él tras cada beso y él solía decirle: "Veo que te gusta olerme, eh." Y efectivamente, a ella su colonia le encantaba, y cuando llegaba a su casa, se quitaba la sudadera, que olía a este olor tan particular y tan encantador para ella y jugaba a recordar todo lo que han hecho durante aquella tarde. 
A él le encantaba hacerle reír, bueno, y enfadarle. Ella, bueno, ella le seguía la corriente porque le gustaba todavía más cuando, después de todo, le pedía perdón y le decía eso de "Sabes que te quiero, tonta."
No eran la típica pareja empalagosa que estaban todo el día pegados, pero cada momento que vivían juntos era único e irrepetible.
Eran unos chicos con una relación muy especial: Se peleaban como niños pequeños, jugaban a quererse como los mayores y se cubrían y se protegían como si fuesen hermanos.
A él le gustaban las sorpresas y a ella recibirlas, bueno, excepto cuando le decía lo típico de "Oye, baja al portal que estoy aquí." Y ella todavía estaba paseándose en pijama por casa y refunfuñaba entre dientes "Hay que ver las locuras de este niño, cualquier día..."
Digamos que estaban un poco locos, bueno, muy locos y la gente les miraba raro cuando iban haciendo tonterías por la calle, pero igual, yo creo que se morían de la envidia, ¡Cuántos querrían una relación así!
A pesar de sus diferencias, tenían una cosa en común: Estaban locos, el uno por el otro, y aunque nadie apostó nada por ellos, se quisieron como nadie. 
¡Ay cuánto amor, y ahora cuánto limón en la herida, jóvenes amando como jóvenes suicidas!



Adiós 2013, tardas en irte.

Adiós 2013. Hoy es uno de esos días de reflexión sobre el año, pasar página y brindar por un año nuevo que esperamos que sea mejor. Porque no has sido el mejor año, pero gracias a tí he conocido a personas increíbles, gente especial y personas que era mejor no conocer, así que gracias a todas esas personas que pasaron por mi vida y me hicieron crecer, esas personas que se quedan o simplemente pasan. Espero que las lágrimas del 2013 sean sonrisas en el 2014 y que todo vaya mejor, porque año nuevo vida nueva, (o eso dicen). En este año he aprendido muchas cosas nuevas, he aprendido a levantarme cuando me caigo y cada vez lo hago más rápido, he echo mil cosas pero con lo que me quedo de todo es que ha sido un año inolvidable, con malos y buenos momentos pero todos superados junto a las personas que quiero, gracias a todas esas personas. A ellos y ellas FELIZ 2014, y también a esa persona que estás deseando que se conecte para hablar con él/ella, esa persona que te hace sacar una sonrisita tonta sólo con su apariencia, por esas personas que son esenciales en tu vida. Total, tenemos que exprimir la vida al máximo, nadie va a salir vivo de ella. Quería agradeceros a los que estáis ahí siempre, a esos amigos que son como hermanos, que hacen que que pase lo que pase siempre están conmigo. Y a los que no he visto pero mantengo relación a distancia, también quería decirles que gracias por las pequeñas conversaciones que poquito a poquito te van haciendo sonreír y van demostrando que son buenos amigos. Vamos a desear que el año entrante, venga con felicidad y ¿por qué no? Un poquito de amor, que nunca falla. Vivir la vida al máximo, que sólo se vive una vez, y se tiene que aprovechar cada milésima de segundo.